Comunicación

2025, año de la COP del Clima en el Corazón de la Amazonía: expectativas de acciones más eficaces frente a la Emergencia Climática.

Por Andressa Scabin
Traduzido por: Fernanda Diel

En 2025, Brasil será anfitrión del mayor evento para debatir cómo la humanidad enfrentará la crisis climática, que ya es una realidad en todo el mundo. La 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se llevará a cabo en Belém, en el estado de Pará, en noviembre, y se espera recibir a más de 40.000 visitantes.

Nada más justo que un evento como este tenga lugar en la Amazonía, la mayor selva tropical del mundo, reconocida por su importancia en la regulación del clima global. Este evento representará una oportunidad única para que las voces de las comunidades ribereñas, indígenas, quilombolas y extractivistas sean escuchadas y puedan contribuir a debates importantes sobre el futuro del planeta. Además, Brasil podrá reafirmar su liderazgo en las negociaciones sobre cambio climático y conservación de la biodiversidad, como lo hizo en la Eco-92 y en la Rio+20.

Las Conferencias de las Partes, conocidas como COPs, son eventos importantes donde líderes y representantes de los países signatarios de acuerdos internacionales se reúnen para debatir y negociar acciones sobre cuestiones ambientales cruciales para la humanidad, como la pérdida de biodiversidad y la emergencia climática.

Aunque son espacios de reconocida importancia mundial para abordar estos problemas urgentes, se cuestiona mucho el impacto real de los acuerdos establecidos, el grado en que se alcanzan las metas propuestas, las escalas de tiempo de acciones que no corresponden con la velocidad a la que ocurren la pérdida de biodiversidad y los eventos climáticos extremos, el motivo de tres COPs para discutir una misma amenaza planetaria y, principalmente, la ausencia de países clave en los acuerdos internacionales, como Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo.

El año pasado, el mundo siguió de cerca dos Conferencias de las Partes. La primera tuvo lugar en octubre, en Cali, Colombia, la COP-16 de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB), y la segunda se celebró en noviembre, en Bakú, Azerbaiyán, conocida como la COP-29 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC).

La COP-16 de Biodiversidad, a la cual asistí como representante del Instituto Juruá, se centró en la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, un plan de acción elaborado en 2022 que incluye 23 metas para la conservación y recuperación de ecosistemas a nivel mundial. Algunos de los temas principales del evento incluyeron la presentación de las estrategias y planes de acción nacionales de los países signatarios para alcanzar las metas del Marco Global, la necesidad de una distribución equitativa de los beneficios derivados del uso de la biodiversidad y la movilización de los recursos financieros necesarios para implementar dicho Marco.

En el evento fue evidente la gran representatividad de la juventud y de las poblaciones tradicionales en los foros de discusión, quienes compartieron relatos de sus experiencias en sus territorios. También se debatió ampliamente sobre la importancia de las mujeres en la conservación de la biodiversidad, un tema que fue reforzado en una de las metas del Marco Global, la cual prevé el incentivo para que las mujeres participen activamente y lideren las decisiones sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.

Este mayor nivel de representatividad de las poblaciones tradicionales en espacios de decisión fue uno de los principales avances de la COP-16. Se reconoció el papel de los afrodescendientes en la conservación de la biodiversidad y se consolidó el Grupo de Trabajo del Artículo 8 (j) como un órgano subsidiario de la CDB, que asegura la participación formal y continua de los pueblos indígenas y las comunidades locales en las decisiones globales sobre biodiversidad. Otro avance fue la creación del Fondo Cali, un mecanismo financiero para distribuir de manera justa y equitativa los recursos generados por el uso de información genética digitalizada de organismos vivos, conocida como DSI (Información de Secuencia Digital). Estas DSI se almacenan en bancos digitales globales, generalmente obtenidas a partir del conocimiento tradicional de los países en desarrollo con gran biodiversidad, pero utilizadas por empresas del norte global en sectores farmacéuticos, cosméticos y alimentarios, que terminan concentrando la mayor parte de los recursos financieros generados por estos sectores.

Por otro lado, el evento concluyó con resultados limitados y la falta de consenso en cuanto al financiamiento para la implementación efectiva de los compromisos asumidos. El Fondo Global de Biodiversidad sigue siendo un punto de fricción. Aunque la meta es alcanzar los 20 mil millones hasta 2025, hasta el momento solo se han recaudado 500 millones, provenientes de países en desarrollo. Además, el fondo sigue siendo gestionado por el Global Environment Facility (GEF), en un modelo que, según algunos países, favorece a las naciones donantes, como Estados Unidos, que no son signatarios de la CDB.

Marcha de los pueblos indígenas en la zona verde, en el centro de Cali, Colombia, durante la COP 16 de biodiversidad.Autoria: Andressa Scabin.

La cuestión de «quién va a pagar la cuenta» también fue el punto de fricción en la COP 29 del Clima que se celebró en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre del año pasado, conocida como la COP de Financiamiento Climático. En este evento, las principales negociaciones se centraron en la creación de un fondo para que los países del sur global, los más afectados por la crisis climática, pudieran adaptar sus infraestructuras a los eventos climáticos y realizar la transición energética. La meta inicial era de un billón de dólares anuales para invertir en el fondo, sin embargo, la cifra alcanzada fue de trescientos mil millones. Además, el único mecanismo financiero cuyas discusiones han avanzado rápidamente es el Mercado de Carbono, una estrategia bastante controvertida que se ha señalado como la principal solución para la crisis climática.

Frente a los avances modestos y a las pocas soluciones prácticas para enfrentar la crisis climática durante la COP29, ¡tenemos un desafío enorme esperándonos en Belém este año! Y en medio de la avalancha de información sobre la COP 30, me encontré con esta expresión que, para mí, simboliza perfectamente lo que puede significar la COP 30 para los pueblos de la selva: «En tierras cabanas, la COP 30 es otra lucha! ¡Cabanagem es ahora!» que hace referencia a la Cabanagem, una revolución popular que ocurrió en la provincia de Grão-Pará entre los años 1835-1840 contra el Imperio portugués y todas las desigualdades sociales, protagonizada por caboclos, afrodescendientes, indígenas y ribereños que vivían en condiciones precarias en la región amazónica.

Encuentro del Woman Caucus Group (Grupo de Mujeres) en la zona azul, en el centro de eventos del Pacífico en Cali, Colombia, durante la COP 16 de biodiversidad. Autora: Andressa Scabin.

De esta manera, creo que nuestros esfuerzos para prepararnos para recibir un evento de esta magnitud en nuestra casa deben concentrarse principalmente en garantizar el protagonismo de esas voces amazónicas en los espacios de decisión. Que podamos aprender y construir soluciones concretas para la crisis climática y de biodiversidad basadas en toda la experiencia de esa resistencia ancestral. 

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