Investigadores del Instituto Juruá llevan a cabo la última expedición de captura de caimanes y pirañas en vida libre para la instalación de transmisores satelitales, como parte del proyecto Guardianes de los Ríos.
Por: Eduardo von Mühlen
Traduzido por: Fernanda Luisa Diel
En la región amazónica, el ciclo del agua promueve una verdadera danza en sintonía con el bosque. Durante la temporada de lluvias, los ríos se desbordan, inundando la selva y fertilizando el suelo. A medida que se acerca la temporada seca, los ríos retroceden, exponiendo las tierras que antes estaban sumergidas. Esta alternancia no solo moldea el paisaje, sino que también influye en la vida silvestre y las comunidades locales, representando la pulsante vitalidad de la región. Este ciclo es la sinfonía acuática que sostiene la exuberante biodiversidad de la Amazonía, hoy escenario principal para la regulación y mantenimiento del clima global.
La megafauna acuática de la Amazonía, que incluye la ariranha, el jacaré-açu, el manatí amazónico, la tortuga amazónica, el delfín rosado y el pirarucu, es un conjunto de especies emblemáticas de gran importancia para el bioma, que desempeñan un papel central en la cultura, economía y ecología de la región. Son especies ampliamente influenciadas por la estacionalidad de los ríos y comparten una larga historia de sobreexplotación, que con el tiempo ha causado graves colapsos en sus poblaciones salvajes.
En este escenario, iniciamos en 2021 el proyecto Guardianes de los Ríos: Conservación de Base Comunitaria de la Megafauna Acuática, como parte de las expediciones amazónicas del Proyecto Perpetual Planet Amazonian Expeditions, promovidas con el apoyo de National Geographic y Rolex, que tiene como objetivo evaluar la dinámica espacial, los requisitos de hábitat y la convivencia de estas seis especies con las poblaciones humanas. Este proyecto busca proporcionar evidencia científica necesaria para alinear la conservación de la biodiversidad y las necesidades de bienestar de los habitantes locales a escala de cuenca, abarcando diferentes escenarios y modelos de conservación de los ambientes acuáticos. Con esto, pretendemos desarrollar e implementar un modelo de conservación espacialmente explícito, que pueda ser efectivamente aplicado y protagonizado por las comunidades locales.
El pasado mes, en diciembre de 2023, en la inminencia del aumento de las aguas, los investigadores y técnicos del Instituto Juruá, en colaboración con el oceanógrafo e investigador Roberto Avila y colaboradores locales, llevaron a cabo la última expedición para la instalación de transmisores satelitales de movimiento (GPS) en 6 pirarucus y 3 jacarés-açu, ubicados en 2 áreas de diferentes contextos locales de conservación: la zona de la comunidad de São Raimundo, en la RESEX del Médio Juruá, una UC federal bajo la gestión del ICMBio y regulada desde 1997; y la comunidad de Lago Serrado, una área fuera de los límites oficiales de una unidad de conservación, pero que cuenta con un Acuerdo de Pesca del Baixo Carauari, representando otra forma de protección territorial, de iniciativa local y gestión comunitaria.
La idea central de este componente de la investigación es comprender cómo estas especies se desplazan en el entorno en función de las diferencias en el ciclo hidrológico, cuando el agua sube y el bosque inundado queda disponible, así como en estos diferentes modelos de gestión territorial, como UCs y áreas de acuerdo de pesca.
En total, fueron 10 días de expedición, con 9 animales capturados, en un gran esfuerzo conjunto de los equipos del Instituto y colaboradores locales. Los riesgos asociados al trabajo con animales acuáticos vivos, salvajes y de gran tamaño, hacen que este tipo de investigación esté siempre llena de desafíos, que van desde el momento de su captura, con la instalación de transmisores receptores de señales vía satélite, sin causar ningún daño físico y con la garantía del bienestar animal durante todo el proceso de instalación hasta el período posterior a su liberación, asegurando su supervivencia y su pleno desarrollo.
Según datos iniciales, ocho de estos animales (excepto un individuo de pirarucú, posiblemente debido a algún defecto en el dispositivo) continúan transmitiendo correctamente las señales vía satélite, lo que demuestra el éxito de la técnica de instalación de los transmisores y de la decisión de desarrollar este enfoque. Esperamos seguir los movimientos de estos individuos hasta, al menos, la próxima bajada de las aguas, a mediados de 2024.